Flores, brotes y germinados
Aunque se trata de una tendencia de reciente incorporación, el uso de flores comestibles en gastronomía ha llegado para quedarse. Su éxito se debe principalmente a la vistosidad de colores y a su capacidad para decorar y hacer destacar ciertos platos. Las flores naturales no solo se comen sino que, además, poseen unas cualidades destacables, ofreciendo combinaciones aptas para los paladares más exigentes. Saber qué flores son comestibles, sus clases y cómo incorporarlas en tu gastronomía te permitirá ser más innovador en la cocina.
A esta tendencia del uso de flores naturales comestibles para maridar sabores y destacar elaboraciones se suman los brotes y germinados como un elemento saludable y diferenciador. Los germinados son un producto vivo que destaca por su riqueza nutritiva y su gran aporte en vitaminas. Pregunta en Makro por los diferentes sabores y formatos pensados para hostelería y ¡potencia tu creatividad!
Flores comestibles
Tipos de brotes y germinados
Los sabores de la naturaleza están en Makro
Preguntas frecuentes
La norma básica es conocer bien las características de cada flor y saber cómo se usan las flores comestibles. Si quieres incorporar a tus platos flores comestibles, hazlo adquiriéndolas en establecimientos que solo las comercialicen con todas las garantías de control de la calidad y el etiquetado correspondiente, como es el caso de Makro (la gran mayoría procede del cultivo en invernaderos).
En Makro contamos con un catálogo de flores comestibles con las que dar un colorido especial a tus creaciones culinarias y, al mismo tiempo, sorprender a los comensales con nuevos sabores. Comercializamos flores comestibles en diferentes formatos, como bandejas o tarrinas —de entre 10 y 200 gramos o 20-100 unidades— de especies como la flor de cebollino, de calabacín, rosas o pensamientos.
Las flores que se comercializan con el correspondiente etiquetado y envasado adecuado, como es el caso de Makro, son totalmente seguras para el consumo humano.
Sí, las flores comestibles se pueden secar para prolongar su fecha de consumo. Para ello se puede utilizar un deshidratador de alimentos y después introducirlas en recipientes de cristal herméticos. La congelación no se recomienda ya que su alto porcentaje de agua provoca que la membrana celular se rompa, por lo que no recupera su estado fisiológico natural.